Me sobrevoló un secreto, fue esta tarde y ya no habia tiempo de contarlo a nadie, ni al viento siquiera. Y es que hoy persistió tanto la humedad de la calle que ni la brisa encontró túnel alguno dónde soplarlo. Tampoco las últimas hojitas rojas de mi liquidambar, pudieron apenas hacerlo rodar.
Asi que bueh ahi quedó, solito el secreto, acurrucado en mi cerebro, enroscado, alimentado por la hipófisis, sedado por el hipotálamo, y el hipocampo muriéndose de risa, bien adentro en lo más profundo...
A modo de consuelo digo que contarlo, lo que se dice contarlo al secreto, en realidad no se podía , porque era como quien dice, un secreto, "el secreto"!.
De repente me llamó la atención algo que ví a la luz del campo.
Así que me fui al diccionario, el mismo de hojas amarillentas, infantiles, a ver si con las agujas caducas del tiempo que no pasa, estas páginas me habilitaban en algo y podía ir corriendo al telefono, o subir a la bici o ponerme los rollers y viajar despojada a contarlo...pero no.
Dicese del secreto "algo o alguien que está oculto o que no se conoce". Plaf! También dicese de aquello que no se dice a todo el mundo y solamente está reservado a unos cuantos.
Y ahora repasando: Oculto lo que se dice "oculto" la verdad que no estaba: Mi cerebro -lugar donde se supone se aloja la razón- me señalaba como en flecha punzante que el secreto estaba bien visible, lo que se dice, "vivito y coleando".
Y en relación a esto "que los secretos no se le dicen a todo el mundo, y solo están reservados a unos cuantos"...mmmm a mí me viene la duda: mejor que no sean unos cuantos , no? porque unos cuantos hoy en día son "muchos cuantos".
De vuelta y analizando las hipótesis con el hipotálamo pensé que lo más acertado era dejar al secreto guardadito en el cerebro , que ahi, abrigadito y con la razón controlándolo y la familia de los Hipos conteniendo al corazón, así sí que iba a perdurar en el tiempo.
Así que alineé la columna, medí el oxígeno, bombeo de sangre, los latidos: todo estaba perfectamente dominado para que no se efectivice el impulso lingüistico- verborrágico.
Ese "ya no puedo más", "se lo cuento" " busco cómo llegar hasta ahi y se lo digo, y ya fue"... aiii casi que lo suelto en este momento!!
Ustedes saben, es un instante nomás en que las manos sudan y el pelo también, y los cachetes de la cara se te ponen colorados, y te comés un chocolatito...hasta que, algo se detiene, cae un rayo perplejo, suena un ladrido, o una piedra arrojada al vacío y pasa...a guardarlo de nuevo a ese lugar recóndito, a su escondite predilecto...aiii los secretos!!
En fin, la verdad es que todo estaba en calma, agua quieta, razón-corazón nadando allí, la bici estacionada bajo la escalera, los relojes sin andar, el chocolate ya sin el papel glacé metalizado y abollado como una pelotita dorada sobre la mesa. Pero eso... esto fue hasta recién.
Recién un golpe en el vidrio en mi ventana rompió el extremo de la flecha y alteró el orden de todo el campo hipotalámico, y se llenó de color, de calor, de sudor, y me trajo sus ojos, profundos, pendientes, que saltando el acostumbrado vicio de la ausencia,lo hicieron presente.
Y como una filmografia antigüa, desgastada y cansada de caminar el camino verde, lo seguí. Solo lo seguí para contarle a él y a nadie más, el secreto.
