
Bajo una luna que no se sabe
por donde la llevaba
tomó la bicicleta de cristal partido,
bebió el aire húmedo y en la soledad de
un café, contando la historia
se encontró que faltaba quien hacia un
instante vivía y ahora entre sábanas que
no eran suyas, en un vacío inmenso,
inexplicablemente, moría.
